miércoles, 11 de julio de 2012

esto nos separa

esto nos separa: Aquél día no estaba tranquila. Mi reloj marcaba las 21:13 para cuando me decidí a salir del portal. Eché un vistazo rápido a la calle y a lo lejos vi un taxi verde que se acercaba. Si lo cogía antes del semáforo, podía correr el riesgo de que se pusiese en rojo y me tocase esperar. En cambio si lo cogía unos metros después, todo sería más rápido. Pero venía tan deprisa que no tuve tiempo ni de pensar. Levanté mi mano y paró, paró haciendo que el taxi que venía detrás, el tuyo, tuviese que interrumpir su rumbo y esperar para continuar. Yo, que ya había puesto en marcha mi imaginación pensando que mi taxi se había parado, y a propósito, justo en el semáforo para que se pusiese en rojo y así tener que esperar. y que como consecuencia de ello otro taxi se había parado, un taxi con alguien dentro, alguien que podía ser cualquier persona pero que para mí siempre tenía el mismo nombre. Rápidamente bajé la mirada y me subí en mi taxi. Otra vez me sorprendía pensando en ti. Una vez dentro decidí seguir imaginando que lo eras, imaginé que me habías visto y le pedías a tu taxista que nos siguiera. Querías verme Y curiosamente el destino también lo quería porque continuabais detrás en todo momento. Pero nunca conseguía verte la cara. Por otro lado también cabía la posibilidad de que no lo fueras, seguramente sería así. Pero esa noche, a diferencia de todas las demás, necesitaba engañarme. Mucha gente vive en una película sin querer saberlo, se creen lo que quieren creerse pero en realidad sólo son actores manejados por ellos mismos que permanecen en el anonimato porque les da miedo ser descubiertos. Se preparan concienzudamente cada papel y si corrigen sus defectos y trabajan bien, pueden llegar a encontrar el papel de sus vidas, ese que les haga por fin dejar de fingir para convertirse en las personas que siempre han querido ser. Nunca llegué a saber quién iba dentro de ese taxi. Varias calles después dejasteis de estar detrás para perderos por Madrid. Pensar que tal vez estamos predestinados y que incluso el mismísimo universo quiere que nos encontrarnos me ayuda a olvidar lo que realmente sé. Y es que necesito un motivo mucho más grande que tú, o que yo, para creerme que por muchas veces que te equivoques, vas a cambiar.