domingo, 11 de marzo de 2012

MAX AUB Y EL COJO

MAX AUB Y EL COJO
– Estamos de cuentos y quiero aprovechar para comentar otro que, desde que lo leí, hace algunos años,
no deja de rondarme de vez en cuando, o de cuando en vez.
Se llama "El cojo" y es de Max Aub, uno de los grandes, realmente grandes escritores españoles.
Está ambientado en la Guerra Civil y cuenta que a un hombre cojo, como indica el titulo (no demasiado afortunado, todo hay que decirlo),
un tipo pobre de toda la vida, la República le concede unas tierras expropiadas a un ricachon.
La guerra avanza, los franquistas cercan el pueblo y el cojo, hasta allí reacio,
se ve obligado a tomar el fúsil con verdadera fe para defender la tierra que le han dado y poder el día de mañana dejársela a sus hijos,
y estos a sus nietos, y que de este modo la familia nunca vuelva a pasar hambre.

El cuento es emotivo y lo parece tanto más porque maneja una verdad sencilla y apela a una justicia simple,
arraigada en la tierra y que parece propia de los viejos tiempos del Dios del Sinaí.
Sin embargo, al poco de leerla, me asaltó la duda.

Frente al cojo que defiende la parcela, está, en persona y también fusil en ristre, aquel ricachon al que le expropiaron y que quiere recuperar su finca.
También a su familia, en algún momento, quizás en el Medievo, le concedió el rey aquellas tierras,
también su tatarabuelo luchó por conservarlas y dejarlas en herencia a sus descendientes,
para que, poco a poco, fueran prosperando.
También a él, si bien se mira, le asiste la razón.

Mucho me temo que acabarán mis días sin que le haya encontrado la solución a este cuento.
Lo más parecido a ella me la ofreció cierto día un compañero del trabajo, exaltado no recuerdo ahora mismo por qué.
“Odio a los ricos”, proclamaba, “odio a los ricos”.
“¿Por qué?”,
le pregunté.
“Porque yo no lo soy”.

1 comentario:

  1. Excelente análisis delcuento de Aub, que se inscribe en lo que podríamos llamar apología de los motivos de la república en la guerra civil española. Como mexicano trato de no opinar sobre situaciones que han vivido otros países. Como mexicano, descendiente de españoles e indígenas no deja de dolerme que España haya vivido una etapa tan terrible como la guerra civil. El comentario sobre los motivos de el cojo y el riquillo, respectivamente, me parece de un equilibrio maravilloso y de una invitación a ver el pasado español con ojos de conciliación.

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