sábado, 17 de diciembre de 2011

Fue solo una noche pero unica

La última vez que lo vio lo único que el llevaba puesto era su olor, el de ella.

De esto pasaron ya mas de 4 años y su recuerdo seguía intacto en la memoria negandose a partir al país del olvido, ese lugar pacífico donde permanecen las cosas poco importantes; o demasiado como para llevarlas con uno a todos lados.

Fue solo una noche pero unica.
Se encontraron casualmente, si es que la casualidad existe, en un bar cualquiera a medianoche.
Era una noche clara y la brisa era agradable al cuerpo.
Ella llevaba una musculosa blanca que resaltaba sus pequeños dotes femeninos y el largo pelo negro suelto y mal peinado.
No tenia mayores intensiones que tomar un trago e irse a casa y desear que mañana fuese un mejor dia.
Estaba cansada de un trabajo que no le aportaba mas que lo necesario para vivir dia a dia, agotada de discutir por lo que consideraba sus derechos basicos y agobiada de sentir que la ciudad se le habia convertido en un lugar inhospito.
Perdida y dividida entre sus pasiones, que ya no recordaba bien cuales eran, y sus necesidades se pidio una cerveza y luego otra.
Estaba alli hacia ya mas de una hora y no lo vio venir.
No era de esa clase de hombre que con solo mirar se te hierve la sangre.
Simple, demasiado comun y demasiado alto.

"Te puedo invitar una cerveza?"
" mmmm....acabo de tomarme dos.
No respondo por mi si sigo de largo"
" te pido otra entonces" y sonrio
Pero una sonrisa asi no se ve todos los dias y se dejo llevar quien sabe por que instinto.
A la cuarta cerveza ya se sintio mas suelta y el le parecio mas sabio que todos los hombres que habia conocido hasta entonces y se encontro en su casa, en su cama y en sus brazos.
Hasta aca no habia nada nuevo.

Pero la sorpresa fue la de sus piernas cuando se abrieron tiernas a la entrega y disfruto de un roce incomparable que la llevo a lugares no habitados.
Se permitio el placer de la lujuria que uno se permite a veces solamente con un desconocido y no quedo rincon del cuerpo sin tocar ni besos sin destino.
Lo vio mirarla con la mirada fija y tensa mientras la comia entera a carne viva. Relamio sus labios y su vientre muchas veces mas de las posibles mientras cabalgaba por praderas infinitas y tocaba el infinito sin saberlo.
Los senos rigidos se adormecieron luego y la risa vino sola y espontanea como respuesta unica posible a esa magia inigualable de la que no habia sido participe hasta entonces.
El problema fue que se apago la risa cuando se dio cuenta que no iba a olvidarse tan facil de esa noche, de esos toques, de esos ojos.
Y mucho menos aun de esa sonrisa.
Se vistio y partio, como correspondia, sin nombre ni mas datos que una direccion cualquiera a la que no tendria derecho a recurrir.
El se paro sin apuro ni tardanzas a cerrarle la puerta y darle un beso.
Y asi quedo enganchada en una historia que bien podria haber soñado y no vivido, pero al haberla vivido condenada a buscar esos brazos.